Ya se va acercando el
fin de mi estancia en Benín y tengo sentimientos encontrados. Por una parte
tengo muchísimas ganas de volver, de ver a mi familia, lo primero, de comer
bien, lo segundo, y de sentirme limpia (aquí en cuanto te duchas te ensucias
con la tierra, o si empiezas a sudar enseguida cuando empieza el calor…). Pero
por otra parte voy a echar tantísimo de menos esto, a la gente, a los niños que
corretean todo el día, a mis chicas de Sirarou, el sol, el contacto con la
tierra, el vivir con lo mínimo, (necesitamos tan poco para vivir pero nos
creamos tantas necesidades en nuestros países),… en Sirarou he vivido casi todo
el año sin electricidad, sin agua corriente, sin internet, mirando el cielo a
las noches, no os imagináis lo bonito que está, con millones de estrellas, un
cielo claro, y cuando ilumina la luna es como si alguien hubiera encendido la
luz ahí arriba porque no hacen falta linternas…. Me he dado cuenta de lo
importante que es la tierra, las consecuencias del cambio climático aquí son devastadoras,
este año no ha habido mucha lluvia durante la época de lluvias, lo que
significa que los campesinos no han tenido unas grandes cosechas, y ello puede
llevar a la hambruna. En nuestros países cuando hablamos de cambio climático
vemos que este año hace más frío de lo habitual, o más calor, o que llueve
demasiado o no lo suficiente, pero creo que no vemos realmente las
consecuencias.
El sentido tan fuerte de la familia
aquí, lo importantes que son los niños, aquí los niños no son una carga, sino una
bendición, una alegría,… el cariño con que una mamá trata a su bebé, la
libertad de los niños de poder salir solos a la calle y jugar, los saludos
(aunque en un principio me parecía gracioso y pesado, ahora me gusta)… y de
tantas otras cosas…
De las cosas que no voy a echar de menos
no voy a hablar, quedémonos sólo con lo bueno.
En el centro de formación de Sirarou se
queda este año una americana que trabaja para Peace Corps. Se llama Jessica. Yo
no conocía Peace Corps hasta que vine aquí, es una agencia estatal americana de
cooperación que envía a “voluntarios” a trabajar por todo el mundo, durante un
período mínimo de dos años. El caso es que la Fundación pidió una voluntaria y
se la concedieron, así que ha empezado a trabajar con nosotros desde el 15 de
septiembre, por dos o tres años. Su labor consiste principalmente en hacer que
el centro de Sirarou sea autosuficiente. Aquí os mando su blog (en inglés) por
si a alguien le interesa seguir sus pasos:
El 22 de diciembre sale mi vuelo para
España, llegaré justo para las navidades…. El choque de temperatura va a ser
impresionante! Que no me pase nada!
Un beso a tod@s y hasta pronto!
Ya se va acercando el
fin de mi estancia en Benín y tengo sentimientos encontrados. Por una parte
tengo muchísimas ganas de volver, de ver a mi familia, lo primero, de comer
bien, lo segundo, y de sentirme limpia (aquí en cuanto te duchas te ensucias
con la tierra, o si empiezas a sudar enseguida cuando empieza el calor…). Pero
por otra parte voy a echar tantísimo de menos esto, a la gente, a los niños que
corretean todo el día, a mis chicas de Sirarou, el sol, el contacto con la
tierra, el vivir con lo mínimo, (necesitamos tan poco para vivir pero nos
creamos tantas necesidades en nuestros países),… en Sirarou he vivido casi todo
el año sin electricidad, sin agua corriente, sin internet, mirando el cielo a
las noches, no os imagináis lo bonito que está, con millones de estrellas, un
cielo claro, y cuando ilumina la luna es como si alguien hubiera encendido la
luz ahí arriba porque no hacen falta linternas…. Me he dado cuenta de lo
importante que es la tierra, las consecuencias del cambio climático aquí son devastadoras,
este año no ha habido mucha lluvia durante la época de lluvias, lo que
significa que los campesinos no han tenido unas grandes cosechas, y ello puede
llevar a la hambruna. En nuestros países cuando hablamos de cambio climático
vemos que este año hace más frío de lo habitual, o más calor, o que llueve
demasiado o no lo suficiente, pero creo que no vemos realmente las
consecuencias.
El sentido tan fuerte de la familia
aquí, lo importantes que son los niños, aquí los niños no son una carga, sino una
bendición, una alegría,… el cariño con que una mamá trata a su bebé, la
libertad de los niños de poder salir solos a la calle y jugar, los saludos
(aunque en un principio me parecía gracioso y pesado, ahora me gusta)… y de
tantas otras cosas…
De las cosas que no voy a echar de menos
no voy a hablar, quedémonos sólo con lo bueno.
En el centro de formación de Sirarou se
queda este año una americana que trabaja para Peace Corps. Se llama Jessica. Yo
no conocía Peace Corps hasta que vine aquí, es una agencia estatal americana de
cooperación que envía a “voluntarios” a trabajar por todo el mundo, durante un
período mínimo de dos años. El caso es que la Fundación pidió una voluntaria y
se la concedieron, así que ha empezado a trabajar con nosotros desde el 15 de
septiembre, por dos o tres años. Su labor consiste principalmente en hacer que
el centro de Sirarou sea autosuficiente. Aquí os mando su blog (en inglés) por
si a alguien le interesa seguir sus pasos:
El 22 de diciembre sale mi vuelo para
España, llegaré justo para las navidades…. El choque de temperatura va a ser
impresionante! Que no me pase nada!
Un beso a tod@s y hasta pronto!